A los
jardines e inocencias, de mi escritora favorita: Alejandra Pizarnik.
Mi
alma se sorprende despierta en la niebla,
es
menos que una sombra ausente,
que un
espectro, que la nada;
vive
fragmentada sin esperanza,
sin
rescate en el jardín,
atada
a la soledad,
a la tangible ausencia que no se irá jamás.
¿Cómo
habría de volar?
Ella
que cuelga de un hilo,
que
salta sin fuerza, que vuela sin alas
y se
perturba siendo anónima
tropezando
con figuras de papel.
Pobre
de ella,
La
invisible, movediza y volátil
que
vive muerta en la sombra,
perdiéndose
ahogada,
la que
no siente, la que no ve
la que
no ve a nadie y nadie le ve.
¿Quién
podría rescatarla?
Los
que creen que vuela,
que va
en el aire,
disparan
hasta que logran hacerla caer,
más
abajo de donde piensan podría habitar,
más
allá de los ojos del huracán.
Bloqueada
el alma se deja caer
con
máscaras de sangre por doquier,
consume
toxinas en cifradas letras
empalagadas
de café.
Escribe
el reencuentro,
de sus
fragmentos,
pretendiendo
encontrarse,
se lee
rayada sin esperanza ni reflejos,
constreñida,
delirante
en un
mundo de ballet,
ardido
de infartos,
de
alzhéimer y aflicción,
distraída
con el sonido del sin sabor.
Anónima,
anónima vive ella:
La
invisible.
Último poema del libro "Lagunas Mentales" (2015)
Autora: Andree Julieth Villota Realpe
No lo veo
ResponderEliminarOnde ta?
ResponderEliminar